P. Modesto Lule msp
Un ateo le dijo a un monje:
-Hazme ver tu Dios. El monje respondió: -Alza los ojos y mira al cielo, Dios
está allí. El ateo alzó los ojos y quedó deslumbrado por la luz del Sol que
tuvo que agachar su cabeza al quedar todo encandilado.
Entonces el monje comentó: -Tú me pides ver a Dios y no eres capaz siquiera de soportar el esplendor de una criatura suya...
Entonces el monje comentó: -Tú me pides ver a Dios y no eres capaz siquiera de soportar el esplendor de una criatura suya...
Muchos buscan ver a Dios de
una forma sorprendente pero no se han fijado en todo lo que nos rodea. Dice la
Biblia: Lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo
que él ha hecho. Rom. 1,20. Abramos los ojos de la cara y también los del “alma”
para poder ver con los ojos de la fe y saber donde y donde está Dios.
Hasta la próxima.
Lo único que sé, es que ha Dios se ve, si constantemente estás de rodillas ante Él, pues desde dentro de uno, toda la creación te habla de Dios. Más te llenas de Dios, más despierto estás para encontrarte con Él, en cualquier circunstancia o lugar. Hay que estar siempre orando para que Dios este en nosotros y desde hay en los demás.
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