Una hormiga sedienta, que bajó a una fuente con la
intención de beber, se estaba ahogando. Pero una paloma, posada en un árbol
cercano, cortó una hoja y se la tiró. La hormiga se subió a ella y se salvó. Más
un pajarero, que andaba escondido y con los lazos preparados, quería capturar a
la paloma.
La hormiga salió de la fuente y le mordió un pie al pajarero. Este sintió dolor y al sacudirse, movió los lazos que detenían la jaula donde había quedado atrapada la paloma. La jaula se cayó del lugar y la paloma escapó.
La hormiga salió de la fuente y le mordió un pie al pajarero. Este sintió dolor y al sacudirse, movió los lazos que detenían la jaula donde había quedado atrapada la paloma. La jaula se cayó del lugar y la paloma escapó.
Incluso los más insignificantes son capaces de proporcionar
grandes servicios a sus benefactores. Nunca dudes de hacer el bien a los que te
rodean. Una sola palabra, una sola sonrisa puede salvar la vida de alguien.
Hasta la próxima.
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