miércoles, 24 de abril de 2013

El día que el gallo durmió.



 Modesto Lule msp





Un gallo estaba convencido de que era la potencia de su canto quien hacía despertar el Sol cada mañana. Y que si, por desgracia, un día dejase de cantar, el Sol ya no saldría. Pero la realidad era muy diferente de aquella que el gallo suponía.
Porque un día, el gallo, se quedó dormido y descubrió que eran los rayos del Sol quienes hacían posible el amanecer y no su canto.

Donde hay soberbia, habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría. No hay que dejar que la soberbia llene nuestro corazón ya que eso siempre traerá conflictos a nuestra vida. Tampoco hay que creerse indispensables ya que nos podemos llevar sorpresas al quedarnos dormidos.

Hasta la próxima.

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