Modesto Lule msp
Un gallo estaba convencido de
que era la potencia de su canto quien hacía despertar el Sol cada mañana. Y que
si, por desgracia, un día dejase de cantar, el Sol ya no saldría. Pero la
realidad era muy diferente de aquella que el gallo suponía.
Porque un día, el gallo, se quedó dormido y descubrió que eran los rayos del Sol quienes hacían posible el amanecer y no su canto.
Porque un día, el gallo, se quedó dormido y descubrió que eran los rayos del Sol quienes hacían posible el amanecer y no su canto.
Donde hay soberbia, habrá
ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría. No hay que dejar que la
soberbia llene nuestro corazón ya que eso siempre traerá conflictos a nuestra
vida. Tampoco hay que creerse indispensables ya que nos podemos llevar
sorpresas al quedarnos dormidos.
Hasta la próxima.
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