Cuando me ha tocado estar en la mesa de la casa donde
vivo o en la mesa de un lugar público para consumir alimentos trato de no estar
revisando mi celular. A menos que espere
un mensaje o llamada muy, pero muy importante.
Considero que lo más importante es tener toda la atención en la persona de carne y hueso que está frente a mí en esos momentos. Independientemente si no platicamos, su cercanía y el compartir el alimento es algo “sagrado”. Este significado se lo quitamos cuando nos dedicamos a estar revisando el celular o a escuchar música o jugar video games como si no me importara absolutamente nada ni nadie de los que me rodean. Sentarnos a la mesa es compartir, no sólo los alimentos, sino la vida. En torno a la mesa conversamos, nos reímos, lloramos... celebramos la vida. Por eso no apruebo a las personas que hacen uso de sus dispositivos móviles cuando comparten la mesa y la comida.
Considero que lo más importante es tener toda la atención en la persona de carne y hueso que está frente a mí en esos momentos. Independientemente si no platicamos, su cercanía y el compartir el alimento es algo “sagrado”. Este significado se lo quitamos cuando nos dedicamos a estar revisando el celular o a escuchar música o jugar video games como si no me importara absolutamente nada ni nadie de los que me rodean. Sentarnos a la mesa es compartir, no sólo los alimentos, sino la vida. En torno a la mesa conversamos, nos reímos, lloramos... celebramos la vida. Por eso no apruebo a las personas que hacen uso de sus dispositivos móviles cuando comparten la mesa y la comida.
Parte del nuevo protocolo en la mesa debería ser:
desayuno, comida o cena de negocios, trabajo o de placer, el teléfono o
dispositivo móvil no se pone sobre la mesa y menos se revisa mientras se come.
Para evitar interrupciones se pone en silencio y si es urgente atender, pero se
levanta de la mesa.
No sé si un día llegue a hacerse realidad pero yo lo hago
y espero que muchos lo estén ya haciendo.
Hasta la próxima.
Yo casi no uso celular y como no lo uso no lo cargo ni con batería ni con dinero, ahí está entre muchas cosas, pero doy el número a mis conocidos cuando me preguntan. Casi siempre me retan dicen "te estuve llamando". Ni siquiera se si es verdad, porque no lo reviso, pero ahí me cuentan y me salvo de muchas. El celular para mi es una preocupación y distracción, debo estar pendiente de él, me esclaviza, además ocupa espacio y me pesa. Así que el quiera decirme algo será cuando nos encontremos o me busque en caso muy urgente llamará a otro celular de un familiar de mi hogar. Aunque si debo decir que me esclavizan otros medios de comunicación, pero esos nos lo puedo llevan conmigo en las horas de convivencia.
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