P. Modesto Lule msp
Cuando era seminarista un domingo fuimos al
apostolado de la revista a Córdoba Veracruz. Nos levantamos a las 2.30am. Nos
subimos a la camioneta, rezamos el rosario y nos dormimos un poco, ya que no se
puede dormir muy bien en una camioneta llena de seminaristas, postulantes, de
formación y además con revista.
Ya en el apostolado fuimos a una capilla en
las afueras de la ciudad. Había muchos sembrados de café y palmeras. Una
persona nos invitó a su casa a tomar un café. Como no habíamos desayunado
aceptamos. Para llegar a su casa pasamos por en medio de un sembradío de café.
Cuando
llegamos a su casa nos invitó café y refrescos. Yo por decisión personal no
tomo café y le dije a la mamá del muchacho que nos invitó que mejor me
ofreciera agua. Ella se volteó y me dijo: «quien viene a Córdoba y no toma café
haga de cuenta que no vino a Córdoba».
Esa
frase se me ha quedado muy marcada y todavía la llevo conmigo. Frase sincera y
directa al corazón que con su expresión me ha dejado nadando en la angustia de
mis pesares y de mis pensamientos. De aquí nace otra composición personal y
para beneficio espiritual: «Si voy a la capilla y no oro, es como si no hubiera
ido. Si vine al mundo y no soy feliz, es como si no hubiera vivido».
En
fin tengo mucho que reflexionar el día de hoy.
Nos
vemos para la próxima.
A veces pienso que hemos caído en un activismo sin sentido, pues no se es capaz de disfrutar de él. Estamos sin estar, vivimos sin vivir. No logramos entrar en el sentido de la vida, estamos dispersos, pensando en el pasado o en el futuro. No logramos Amar para entrar en el curso de la vida. Eso pienso...
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