viernes, 3 de mayo de 2013

El escrito que salvó una vida




Por P. Modesto Lule msp





Un día allá en el año 2002 cuando estaba en la etapa del noviciado. Llegue de un apostolado a la casa donde vivíamos. Era la hora de la comida, así que tardaron un poco en abrirme.  
Me abrió un chavo de los que se estaban formando para ser misioneros laicos. Por aquellos días yo estaba encargado de la promoción de los retiros de evangelización que se hacen los fines de semana. Después de que me abrieron la puerta, me dirigí al comedor de noviciado. En ese momento otro joven me intercepto, me saludo y yo lo salude con toda la cortesía que podía darle en mi prisa de llegar a mi destino. El me pidió unos momentos. Saco una revista Inquietud Nueva y me la mostró. Al mismo tiempo me hizo una pregunta: -¿tú escribes en la revista verdad? -Así es, le conteste. -Gracias por escribir, me dijo. Y me mostró un artículo que un tiempo atrás había escrito. Después me dijo. - Este artículo salvo mi vida. El título era: Un motivo para no suicidarme. Le pregunte porque me decía eso y me respondió: -Bueno lo que pasa es que yo ya tenía la idea de suicidarme pues no le encontraba un sentido a mi vida por tanto problema que tenía. Y una señora que sabía de mis problemas me regalo esta revista y me dijo que leyera este artículo. Realmente me sacudió y me hizo reflexionar sobre mi vida y tome otra decisión. Me acerque a la iglesia y conocí a un padre que nos trató muy “chido” (bien). Desde entonces tengo otros ideales y por eso, me metí a la formación para ser misionero laico y ayudar a otras personas y decirles que la vida puede cambiar a pesar de los muchos problemas; que Dios nos ama, y que podemos ser felices a pesar de todo lo que nos pase y…

Me dijo muchas cosas más que me alegraron la vida, porque supe que eso que había escrito le había ayudado a alguien.

Gracias Señor por darnos esa oportunidad de servir y de ayudar a otras personas por medio de lo que nos inspiras.


Si tienes la oportunidad de escribir aunque sean 3 líneas, que sea para ayudar a otros. No desaproveches esa oportunidad escribiendo superficialidades. Uno nunca sabe hasta dónde puede ayudar eso que escribimos con buena intención.


Hasta la próxima.

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