jueves, 11 de julio de 2013

Me dijo que su único novio era el amor de su vida



Por P. Modesto Lule msp



Hace mucho tiempo en mí apostolado difundiendo la revista Inquietud Nueva en el estado de San Luis Potosí platiqué con una familia y principalmente con el adulto más grande de ella. Estaba algo enfermo, pero aun así pudimos reír e intercambiar chistes, platicar de la vida y de cómo son los tiempos de ahora y como eran antes.
Cuando nos despedimos nos prometió que para una próxima visita nos daría él mismo de comer algo que sabía preparar muy bien. Pasaron cuatro meses y nuevamente me tocó ir a ese estado de la República. Llegamos un sábado, nos invitaron a comer a la boda de la hija de la señora con la que había platicado en mi última visita. Cuando la vi, inmediatamente me busco y entre el bullicio de la gente le salude,  me dijo algo que no alcance a percibir. Pero era algo sobre hacer oración. En verdad no pude escuchar, era muy fuerte el ruido de la música que había en el salón. No pudimos platicar mucho, ella tenía que estar atendiendo a los invitados de su hija. Al día siguiente su nuera nos invitó a comer y su esposo que es hijo de la señora con la que había platicado un día antes fue por nosotros a la parroquia donde nos encontrábamos difundiendo la revista. De camino a su casa me dijo que le daba mucho gusto conocerme. Después me preguntó que si yo había platicado con su papá antes de que muriera. Yo me quedé sorprendido pues no sabía que su papá había muerto. Le dije que era cierto, que incluso habíamos contado unos chistes y chascarrillos muy a su estilo y el mío. Note pues que su hijo estaba agradecido porque yo había platicado con su papá antes de morir. Estando ya en su casa platique con su mamá, la esposa del señor que había fallecido, y recordamos aquel día que platicamos en el parque con su esposo.  También nos contó que él había sido su único amor y su único novio y ahora que se había ido lo extrañaba mucho. Recordó que a los 13 años se había hecho novia de él. Que su mamá se opuso rotundamente a esa relación, una por la edad y otra porque el pretendiente era pobre y de familia separada. Pero siguieron siendo novios y nunca se separaron, a pesar de que a ella se la llevaron a vivir a otro estado de la República él iba a verla cada mes. Su novio como no tenía dinero donaba sangre para juntar algo de dinero y poder juntar dinero para su pasaje y ver al amor de su vida. Así a los 18 años se casaron hasta que la muerte los separo faltando 2 años para cumplir 50 de estar casados.

Realmente ese amor era tan fuerte que no hubo barreras para eliminarlo. Al final le agradecí que me hubiera contado ese bonito testimonio de amor y fidelidad. Hoy lo llevo tan presente en mi vida que me inspira para siempre luchar por lo que amo, mi vocación.


¿Y tú luchas por lo que amas?



Hasta la próxima.



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