sábado, 3 de agosto de 2013

Y tú cómo sirves la comida?



Por P. Modesto Lule msp



¿Te cuento un chiste? Hay dos amigos que entran a un restaurante oriental. El amigo que ha sido invitado le pregunta al otro.  ̶ ¿Y ya has venido a comer a este lugar?  ̶  Sí, responde el otro. Entran y toman asiento en una mesa. Llega el mesero y les da el menú para que pidan de comer.

 El nuevo dice,  ̶  no entiendo nada, ¿qué pido?  ̶  Ha, mira, pide de esto que yo siempre pido, es muy rico.  ̶ ¿Y si sabes qué es?  ̶  Claro, es gallina.    ̶  ¿Seguro? Le pregunta el otro.  ̶  Claro, responde. Y mira para comprobártelo ahora que nos traigan los platos te lo voy a demostrar. Les traen los dos platos calientes y el que ya había ido varias veces al restaurant le dice algo al mesero, pero este no entiende su idioma. El otro amigo que lo miraba le dijo: ̶  Ya ves no vas a saber que te sirvió. El otro le dijo,  ̶  vas a ver que sí, y le hizo una señal al mesero, este llegó de inmediato y el que lo había llamado le señala el plato caliente de sopa con una mano y después junta sus dos codos y comienza a hacer como una gallina. El mesero estaba extrañado por todo lo que veía. Pero este movió la cabeza negativamente. Después con una mano señalo el plato de comida y comenzó a hacerle: miau, miau, miau. Y el cliente escupió la comida. Jajajajajaja

Es un chiste para decir que no todo es lo que parece y que no todo lo que nos sirven en la comida sabe feo a pesar de ser algo desconocido. Pero si hay que saber a dónde podemos ir a comer y también saber que pedir.

Bueno ahora con este tema de la comida podemos hablar de más comida. Resulta que ando por la calle y me encuentro a un amigo que no veía hace mucho tiempo. Ya se casó y me invita a comer. Yo acepto pues tengo mucha hambre y muy poco dinero. Me invita a su casa qué queda ahí cerca. Le habla a su esposa por celular para que prepare la comida y pronto llegamos a su hogar. Su casa está en un edificio de departamentos. Toma la llave de la puerta y abre. El cuarto es pequeño, hay una pequeña sala y enseguida una pequeña cocina. Su esposa está en la estufa calentando las tortillas. Yo saludo a distancia. Su esposo se acerca a saludar de beso pero esta lo rechaza. Nos sentamos a la mesa y platicamos un poco. La señora de la casa se acerca y avienta el plato de comida a su esposo. Es un plato con pollo rostizado, arroz, frijolitos y ensalada. Trae otro plato y también me lo avienta. En seguida trae una jarra con agua y la avienta de igual forma. Un poco de agua se tira y yo me siento un incómodo por la situación. Mi amigo le reclama a su esposa la forma de servir la comida y comienzan a discutir. El hambre que traía se me ha ido y la discusión parece no terminar.

Esa actitud me ha llevado a reflexionar que muchas veces nos comportamos igual que esa señora. Y no precisamente porque nos toque servir en la comida, sino porque continuamente ofrecemos a los demás lo que somos y a veces lo hacemos de mala manera, de mala gana. Puede ser muy bueno eso que damos a los demás pero cuando se hace de mala gana no se aprovecha como se debiera. Me viene a la mente un sacerdote que daba muy buenas reflexiones en sus misas pero la forma como lo hacía era muy altanera y prepotente. A pesar de que era muy bueno todo lo que decía no lograba llegar al corazón de los que lo escuchaban. Así pasó con la comida, tampoco pude llegarla a saborear como debiera haber sido.

Todo el día hablamos a los demás o estamos prestándoles un servicio, y muchas veces eso no logra llegar al corazón y dejamos una mala impresión. No importa donde sea siempre estamos en contacto con las personas y siempre les brindamos algo de nosotros. En la casa, en la escuela, en el trabajo o en la iglesia, siempre ofrecemos lo que somos y lo que tenemos y puede ser muy bueno pero si lo hacemos de mala gana puede ser que no regresen los clientes o los alumnos o los feligreses.

La esposa de mi amigo estaba enojada con él, y quizá se enojó al saber que llevaba a alguien más a su casa para comer. Considero que los problemas que puedes tener con una persona debes buscar una solución en un lugar y en un momento adecuado y de forma personal.


Por eso hoy me hago esta pregunta: ¿Cómo estoy sirviendo a los demás, cómo los trato, cómo les hablo o como pienso de ellos? Puede ser que muchas veces me haya portado igual que esa señora.

¿Y tú cómo sirves la comida?


Que pases muy buen día.






2 comentarios :

  1. Me gusto la reflexión, gracias por compartir padre Lule. Saludos desde Guadalupe, Nuevo León.

    ResponderEliminar
  2. Acabo de escuchar hace poco el Evangelio en radio SEPA y pase a leer esta página.

    ResponderEliminar